Feng Shui
Aventurarse
a escribir un artículo sobre este tema, es todo un reto. Hay tanta y tanta
información, de donde rebuscar y conseguir datos, herramientas, señales.
Pero hoy
quiero ir un poco más allá. Es muy probable que hayas caído en este artículo de
una forma casual, y no quisiera que salieses de él sin un poquito de otra cosa,
algo que no sea meramente información. De eso está lleno el ciberespacio.
Ahora no,
que no podrías leer, creo, a no ser que tengas un lector automático, pero tras
revisar estas líneas, cierra los ojos, diluye tus pensamientos, deja que se
acomoden, y fluye.
Sí, esta
palabra, "fluye", está muy de moda también. Pero es que resulta, que
en Feng Shui, es imprescindible hacerlo. Si no, de qué vamos a conseguir
armonía, equilibrio, bienestar.
La vida Feng
Shui. Si ahí está dicho todo. Pero no es tan fácil. Y tampoco difícil.
Verás. Mente despierta. Flexibilidad. Apertura. Literal, "viento que mueve las aguas". Acción, sensación, movimiento y por otro lado, emoción, sentimiento, vibración.
Cuando se
desarrolla una consulta, estudio, taller, para practicar o implantar Feng Shui,
lo más importante, lo más Feng Shui, eres tú.
De poco o
nada sirve, el más maravilloso trabajo, hecho con toda el tesón, conocimiento y
preparación del consultor (eso ni dudarlo), pero si el receptor, el que habita,
vive, trabaja el espacio, no entra en sintonía, no pasará de ser una decoración
armoniosa.
Una
sugerencia, (los consejos con dinero, decía mi madre), atrévete a sumergirte en
las aguas y dejarte balancear por el viento. Demasiado bucólico? Tienes todo de
tu parte. Ya te has interesado por esta maravillosa y milenaria filosofía, el
siguiente paso es creer en ella. Y para ello, te aseguro, lo mejor es
impregnarte de su esencia.
Por hoy te
dejo con este pincelada, disfruta de tu viaje, y te recuerdo lo anteriormente
dicho:
... cierra los ojos, diluye tus pensamientos, deja que se acomoden, y fluye...
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